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El Premio Rómulo Gallegos 2015 de Novela ha premiado un ensayo. Un ensayo narrativo, una novela histórica, una biografía múltiple y novelada, una indagación que recurre tanto a las formas propias de la ficción como a las de la crónica y la reflexión erudita. Tríptico de la infamia, del escritor colombiano Pablo Montoya, abunda en una poética que descree de los géneros y que tanto en prosa (Los derrotados, 2012) como en verso (Cuaderno de París, 2007; Sólo una luz de agua: Francisco de Asís y Giotto, 2009) ha generado redes textuales en que los viajeros del pasado se cruzan con otros escritores y artistas, generando diálogo entre parcelas que hasta entonces podían parecer autónomas, conectando la historia con el presente.
En el caso que nos ocupa, el escritor entrelaza tres relatos de pintores, cartógrafos y grabadores del siglo XVI para hablar del horror de las guerras de religión europeas y del primer genocidio moderno, perpetrado por los imperios ibéricos, al mismo tiempo, en América. Pero no se trata en ningún caso de una denuncia directa, sino de un sutil artefacto que va generando sentido a partir de las representaciones artísticas, tanto de los propios nativos (bellísimos son los pasajes sobre los tatuajes) como, sobre todo, de la violencia de los ejércitos e imperios (memorable la descripción de cómo es iluminada una edición de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias por parte de uno de los protagonistas).
Ni el estilo ni los recursos narrativos que utiliza Montoya son fácilmente rastreables en la tradición colombiana o en el contexto latinoamericano. Por momentos, su visión del hombre extraviado en la naturaleza, ese realismo descarnado y nada mágico, recuerda la obra de Álvaro Mutis o la de Juan José Saer; pero son sobre todo la literatura francesa y la literatura germánica contemporáneas las que sirven como marco de comprensión de su poética transversal, con énfasis en la inquietud, la música, la pintura y el viaje: Pascal Quignard, Peter Handke, Pierre Michon, W. G. Sebald o J. M. G. Le Clézio. Con esos ecos Montoya crea puentes históricos, artísticos y poéticos entre la Vieja Europa y el cada vez más envejecido Nuevo Continente, universalizando la historia de la infamia, los pilares pútridos y genocidas que fatalmente nos hermanan.
Pablo Montoya, Tríptico de la infamia, Literatura Random House, 2014, 210 págs.
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