Durante las primeras y extraordinarias páginas de esta novela, la protagonista y narradora seduce a un hombre que la lleva a su casa, un espacio frondoso y vegetal, con un jardín enorme y humedad en las paredes, que ella percibe como una cueva. El lector ve en esa arquitectura casi biológica, en cambio, un útero. Porque la ficción va más allá de la intimidad, la confesión a tumba abierta o...

“Mi primer objetivo fue desde el principio del día emborracharme antes que Julián. Ahora miro las brasas en la parrilla que forman paisajes y cuevas, recovecos inexplorables […] y siento un deseo modesto —más bien alguna curiosidad— de tocarlas con mi mano para ver qué se siente desordenar un panorama intocable”. Por donde se mire, en Siberia —la novela escrita por Daniela Alcívar...