Inédita

Barro ha organizado una muestra con seis artistas del staff de la galería más seis invitados. Se trata de obras que fueron producidas durante la cuarentena o en años anteriores, pero que resuenan con la actualidad. No hay un guión curatorial que la sostenga, es decir, un hilo conductor que le dé coherencia discursiva y justifique la exhibición. Y sin embargo se pueden percibir varias líneas en común, a pesar de que cada sector cuenta con un clima particular creado a través de un recorrido laberíntico, el montaje y la iluminación.

Para comenzar, se puede apreciar el establecimiento de alianzas para reunir fuerzas. Por ejemplo, Barro estableció alianzas con las galerías Vermellio y Maria Casado para mostrar los trabajos de Nicolás Robbio y Mariana Ferrari. Por otro lado, cuatro de los artistas que participan en Inédita tienen previstas importantes exhibiciones en los próximos meses: Matías Duville en el Museo Fortabat, Nicanor Aráoz en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y Alejandra Seeber en el MALBA.

La muestra comienza con un espejo realizado por Lolo y Lauti que vibra mostrando una imagen inestable, como si pusiera en duda nuestra identidad. Remite a los espejos de Pistoletto. De tanto temblar se pueden romper, destruir los espejismos para ver la realidad como es. A pocos metros, en el mismo sector, aparece una instalación con aros de cobre que cuelgan desde el techo formando cadenas. Estas piezas formaron parte de la serie Eslabones de sentidos, de la trascendencia y del tacto realizada por Mónica Girón, un trabajo colaborativo con 12 artistas argentinos y suizos coordinado por Santiago Bengolea en Basel, en 2017. Cada eslabón invita a reflexionar sobre un modo de percepción con respecto al entorno que excede a los cinco sentidos. La elección del cobre se debe a su carácter de conductor de energía, tanto en el plano físico como espiritual. En una pared frente a esta instalación, se ve otro trabajo muy sensible de la artista, que parece dar respuesta a su búsqueda espiritual: dibujos en formato pequeño, una suerte de diario íntimo donde representa su manera de sentir. Cuerpos desnudos, heridos o mutilados que necesitan sanar.

A la derecha, impacta una colorida pintura de estilo fauvista. Se trata de una pieza que Alejandra Seeber realizó en 2004. Representa la habitación que ocupaba mientras realizaba una residencia en Marsella. Tiene claras referencias a las sensaciones que le despertaba el mar Mediterráneo. La introspección y el replanteo de nuestros vínculos con los otros y con nosotros mismos son algunas de sus búsquedas. También el registro de la cotidianeidad y de los espacios que habitamos. Recordemos por ejemplo la muestra En pausa / On Hold  del Museo de la Cárcova, curada por Silvia Mangialardi y Elda Harrington o Performance de encierro, videos de actuaciones realizadas por artistas, proyecto diseñado por la artista Ariadna Pastorini.

El estado de vitalidad del dibujo es otras de las particularidades que se puede observar en la muestra. La carencia o falta de recursos necesarios para acceder a materiales costosos y la practicidad provocaron que los artistas prefirieran manipular biromes, lápices de colores y carbonillas en lugar de óleos, acrílicos y pintura sintética. Una pared de grandes dimensiones, a pocos metros del espacio ocupado por Seeber, es utilizada para exhibir un dibujo enorme de Nicanor Aráoz, The Vampire of Grass, de 6,80 metros de largo por 5,50 de ancho y realizado con Bic de colores. Se trata de un vampiro inspirado en comics realizado con trazos en forma de sogas. Aráoz la presentó por primera vez para Metamorphoses, muestra colectiva en el Castello di Rivolli, Italia.

Muy cerca, se encuentra un cubículo de las mismas dimensiones del taller de Matías Duville. El artista muestra allí unas carbonillas realizadas durante este período pandémico que llamó Imposible Movie Posters. Las obras remiten a un enrarecimiento de la naturaleza, que está enfurecida, triste o quizás desconcertada. Para hacer esta serie, el artista intentó despojarse de todas las asociaciones pasadas, despejar su mente y crear desde “una sintonía desconcertada”. A pocos pasos de Duville, al final del recorrido, una sala presenta tres obras de Mondongo. La primera es un ploteo de Paisaje de Entre Ríos, una instalación circular de cuarenta y cinco metros en quince paneles que se exhibió en 2013 en el MAMBA y que les demandó cuatro años de trabajo. Estos bosques del litoral fueron realizados por la dupla Mendanha-Julieta Laffitte para la ocasión en plastilina, y en esta oportunidad se pueden ver en las paredes de la galería Barro en vinilo impreso autoadhesivo. Sobre esta imagen colocaron la segunda propuesta, pequeños cuadros hechos en plastilina y con marco de cajas de madera que hicieron en 2018, conmovidos por los incendios en California de ese año. En la Argentina, un informe del Servicio Nacional de Manejo del Fuego reveló que Entre Ríos encabeza el ranking de provincias con mayor proporción de superficie afectada por las quemas. La tercera propuesta, frente a los pequeños cuadros, consiste en una pantalla que transmite una serie de pinturas donde aparecen los ojos de las personas con las que mantuvieron contacto por Zoom o FaceTime mientras el covid-19 se esparcía por el mundo. Durante los próximos meses se realizarán varias activaciones en la sala y una suerte de segunda colgada, donde no faltarán sets de música, performances y otras propuestas artísticas.

Inédita, Barro Arte Contemporáneo, Buenos Aires, 28 de setiembre de 2020 – 5 de febrero de 2021.