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ARTE

Un pasillo largo y alto conduce a las escaleras que llevan al primer piso donde se encuentra Casa Proyecto. Hay algo ceremonial en el ingreso: el ruido y la luz de la calle quedan atrás con cada paso que damos. En la muestra Renacimiento de Federico Roldán Vukonich nos reciben con un trago de gin y una oración escrita en la pared que susurra: a tu recuerdo.

Vukonich trabaja volúmenes. Crea entidades corpóreas que ocupan el espacio, se adueñan de él y lo transforman. La imaginación del artista se plasma en principio en frágiles y detallados dibujos que hace sobre papel. Son la base de cuerpos materializados con la técnica del papel maché, criaturas singulares que emergen en esta muestra de una serie de prismas que ocupan el piso y las paredes de las salas. Estos seres no responden a reinos claros y la hibridación entre lo animal, lo mineral y lo vegetal recorre la superficie rugosa y perlada de sus capas exteriores. Un estado de latencia y una energía germinal se apoderan de nosotros cuando experimentamos estas obras desligadas de toda pretensión de realidad.

Renacimiento ocurre en dos salas. En la primera, el blanco de la luz de tubo envuelve el espacio. Una lluvia de puntos grises de arcilla ornamenta de manera total las cuatro paredes y se funde con el gris del piso. Dos enormes girasoles dialogan en un rincón. En la intimidad del encuentro, se miran sin llegar a tocarse. Los tallos de ambas flores surgen de dos de los prismas (uno apoyado en el piso y otro colgado de la pared); en ambos casos podemos ver la fuerza interna que los quebró para dar lugar a las formas orgánicas que crecen hacia el exterior en toda su potencia. Imposible no querer tocarlas. ¿Qué latitudes se conectan en este encuentro? ¿Qué distancias se acortan o se alejan en este cruce de flores? Indolentes a nuestra presencia, cada una es un sol para la otra; nosotros giramos en torno a ellas, seducidos por sus formas.

Accedemos a la segunda sala a través de una cortina de hilos de algodón sobre los que se encuentran enhebradas piezas cilíndricas de cerámica. Es una invitación a jugar con el sentido del tacto y el cuerpo entero porque atravesamos esta membrana implicándonos en la acción; en el roce de las cerámicas e hilos provocamos un fenómeno sonoro único. Una lámpara de sodio cuelga del techo de la sala como si se tratara de un sol. La luz que genera tiñe la superficie de las formas allí presentes. Si en la otra habitación las dos flores son el centro de atracción, en este espacio las presencias más potentes son dos parejas de criaturas hechas dividiendo al medio las flores de girasol. Estas nuevas entidades constituidas por la división del círculo juegan en distintos planos. La primera pareja, montada sobre la pared, se muestra como un sol partido al medio o como dos soles que esconden su mitad bajo el filo del horizonte. La segunda pareja, por estar apoyada en el piso, nos lleva a pensar en animales que encuentran su espacio en los márgenes opuestos de la sala. Cada una de estas mitades está pegada a los zócalos, como si surgieran de las paredes y ocultaran una parte que no vemos.

En ambas salas podemos observar otros prismas de distintos colores y tamaños que se ubican espaciadamente en las paredes. En algunos de ellos ciertas hendiduras rectangulares o circulares son los moldes desde los cuales surgen otros cuerpos que responden a esas huellas; cuerpos que con colores llamativos quieren dejar su lugar de origen para salir a recorrer el espacio como en una conquista del ecosistema. Un último cuerpo solitario llama la atención: un prisma marrón rojizo del cual brotan infinidad de semillas.

Un dato más atrae los sentidos en el juego de ambigüedades que estas obras habilitan: ¿se trata de piezas realmente pesadas o es la levedad su signo distintivo? Esta incógnita podría resolverse fácilmente si tuviéramos permitida la posibilidad de tocarlas y moverlas, pero queda en el terreno de la especulación de quien observa. La intuición o la imaginación serán las armas para dilucidar esta incertidumbre.

En el misterio de la existencia todo nace para morir. ¿Podemos alojar instantes fugaces de renacimientos en ese corto período que nos toca atravesar en el tiempo del cosmos? Las criaturas de esta muestra enfrentan nuestros sentidos de múltiples maneras. Con inteligencia y sensibilidad, Vukonich propone una experiencia que amplía el mundo de quienes acuden al encuentro.

 

Federico Roldán Vukonich, Renacimiento, Casa Proyecto, Buenos Aires, 5 de abril – 27 de mayo de 2023.

 

22 Jun, 2023
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