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ARTE

La ópera-performance con que las artistas lituanas Rugilė Barzdžiukaitė, Vaiva Grainytė y Lina Lapelytė brillaron en la Bienal de Venecia de 2019 no podría haber llegado a Buenos Aires en momento más oportuno. La desidia ecológica frente a la interminable temporada de temperaturas extremas que abrasó a los porteños, la sequía histórica, los incendios forestales, los cortes de energía y las humaredas se resumen bien en la alegoría sutil de nuestro letargo frente al desastre ambiental que Sun & Sea despliega en una escena de playa.

Como en la Lituania natal en 2017, en la Marina Militare de Venecia y desde entonces en teatros de todo el mundo, una treintena de performers entre cantantes y extras, cuarenta toneladas de arena y la parafernalia completa con que los veraneantes se instalan a orillas del mar en un día soleado convirtieron el Colón Fábrica en una playa concurrida que el público podía observar desde lo alto, con una mezcla acertada de familiaridad y distancia. Tres artistas mujeres —una directora de cine, una dramaturga y una compositora— combinaron las posibilidades de sus propios medios y lenguajes para crear uno nuevo capaz de hablar en todas partes, y demostraron que el arte puede dar a ver lo que no vemos, con un raro equilibrio de sutileza formal, urgencia cosmopolítica y gracia.

Allí abajo, familias completas, grupos de jóvenes, parejas y lectores solitarios, todos en trajes de baño, componían la clásica escena promiscua y anárquica de una playa en pleno verano, recostados sobre un damero de toallas de colores pastel, tomando sol, jugando a la paleta, el ajedrez o las cartas, leyendo libros o revistas, completando un sudoku o mirando sus celulares, en medio de una orgía de plásticos. El naturalismo vibrante de la escena era apenas el marco de la ópera con que solistas, dúos, tríos y coros convertían la conversación banal de un día de playa en un relato polifónico, jovial y a la vez melancólico, de nuestra indolencia frente a los indicios de futuras catástrofes. Porque, sin énfasis ni cambios abruptos de tono, sin estridencias apocalípticas ni ningún didactismo moralizante, las breves historias rapsódicas de los personajes (la “madre adinerada” rememorando vacaciones all-inclusive en mares de todas las latitudes, la pesadilla de un joven, el workaholic exhausto) iban sembrando señales de alarma (basura en las playas, arrecifes de coral menguantes, caracoles vacíos, mares mancillados), signos inequívocos de la lenta violencia de una destrucción progresiva que se dispersa en el tiempo y en el espacio, y ni siquiera se percibe como violencia. “Vestidos de color rosado ondean al viento: / las medusas bailan en parejas / con bolsas de color esmeralda, / botellas y tapitas rojas!”, cantaba el coro en otro contraste certero entre el lirismo afectado de la ópera y el realismo prosaico del cuadro. Paisaje natural edénico, sinónimo de libertad y virginidad incontaminada, paraíso contracultural de los sesenta sepultado por el turismo de masas, ¿qué mejor escenario que una playa para observar, como a vuelo de pájaro, la “lenta violencia” naturalizada?

Difícil figurar fenómenos complejos que se niegan o se pierden de vista, y sin embargo Sun & Sea conseguía interpelar a los acalorados espectadores con dos decisiones estéticas certeras: la elección de un motivo popular para figurar un asunto grave y la perspectiva aérea para volver visibles amenazas inabarcables en escala. Desde lo alto nos reconocemos en los gestos íntimos y triviales de los veraneantes, recorremos activamente el cuadro para identificar a los cantantes, pero a la vez tomamos distancia, como si nos observáramos espejados en un diorama colorido y a la vez sombrío. La fragilidad de los cuerpos tendidos al sol deja a la especie “al desnudo”, enredada en sus propias trampas y su estela indestructible de plásticos, indolente frente a los futuros desastres.

El arte, quedó demostrado, puede ser un buen aliado contra el catastrofismo pueril y un antídoto oportuno contra la ceguera ecológica o la hipocresía biempensante.

Sun & Sea, concepto y desarrollo de Rugilė Barzdžiukaitė, Vaiva Grainytė y Lina Lapelytė, dirección y escenografía de Rugilė Barzdžiukaitė, libreto de Vaiva Grainytė, composición y dirección musical de Lina Lapelytė, curaduría de Lucia Pietroiusti, presentada en el Ciclo Colón Contemporáneo dirigido por Martín Bauer, Colón Fábrica, Buenos Aires, 16 al 19 de marzo de 2023.

23 Mar, 2023
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