Al ras de la superficie de un lago, Christian Petzold sitúa la cámara en el desenlace de Undine, su último filme, sobre una ondina o ninfa acuática cuya historia de profundidad mitológica se desarrolla en nuestro tiempo. Al director alemán le interesa traslapar las fronteras tanto temporales como físicas; varias de sus películas consisten en ocultar cautelosamente una época en otra —por ejemplo, En tránsito (2018)— o un espacio en otro, como sucede en esta nueva obra, donde bajo Berlín hay un pantano, y en este las ninfas constantes, las que vigilan. Esta admirable operación narrativa en el cine de Petzold, que desvela las huellas aparentemente invisibles del pasado, de la historia, es una hipótesis estética, igualmente política.
Se trata de una película romántica, etiqueta inusual para el cine del creador alemán, que cuenta la relación entre una historiadora y un buzo que coinciden en la capital alemana. Petzold muestra que la felicidad es frágil: al igual que el cuerpo de Undine (a la que da vida Paula Beer, delicada y sin embargo con una fuerza física que asombra a Franz Rogowski, el buzo amante), quien, cuando no la destruyen las circunstancias o los hombres, se ve perseguida por los fantasmas.
El amor de la ondina y el buzo está condenado a florecer y luego a marchitarse; las cenizas del fuego dejan brasas que siguen ardiendo, constituyen un trauma, quizá de ahí el matiz melancólico de la película, como les ocurre a los hombres afectados por su encuentro con las ninfas de “La ondina del estanque”, el cuento de los hermanos Grimm que bebe del mismo mito germano, y “El hombre que amó a las nereidas”, el relato de Marguerite Yourcenar incluido en sus Cuentos orientales (1938), que retoma la mitología griega.
“Ha salido del mundo de los hechos para entrar en el de las ilusiones, y a veces se me ocurre pensar que tal vez la ilusión sea la forma que adoptan a los ojos del vulgo las más secretas realidades”, apunta Yourcenar. La cita es oportuna. Petzold, el cineasta de las cicatrices de la historia (como la que atraviesa la cara de la protagonista de Ave Fénix, su película de 2014), sumerge al espectador en una fantasía que sugiere que lo que subyace es innegable aunque esté vedado a los sentidos; la experiencia —la del amor y la historia— no engaña; es el poso en el fondo del contenedor, que al agitarse aviva todo lo que está en el origen. Undine es una eficaz forma de familiarizarse con la fundación de filias y fenómenos. Los mitos, como la carta robada de Poe, son tan evidentes que resulta difícil aprehenderlos.
Undine (Alemania, 2020), guión y dirección de Christian Petzold, 89 minutos.
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