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Construirse una identidad es acaso la tarea más difícil para un artista. Doblemente difícil resulta hacerlo a partir de obras ajenas que es debido escrutar en vistas de fijar su valía, además de determinar el impacto que puedan generar dentro de aquello que denominamos cultura. La que se procuró Juan Manuel Vial (Santiago de Chile, 1971-2021) fue la de un crítico culto y severo, pero justo en sus apreciaciones estéticas. Esta definición de un perfil queda perfectamente plasmada en No obstante lo anterior. Críticas de libros de autores chilenos (2002-2019), libro en el que se compila un cuantioso corpus de su refinado quehacer de articulista.
Defensor del gusto, no fue sino con unos pocos autores (como por ejemplo Joaquín Edwards Bello) que llevó un trato amable en el decir para con todos sus libros. De Patricio Jara puede decir sin pruritos que se trata de “una de las voces más interesantes de la generación de escritores nacida en los años setenta del siglo pasado” (hablando de su novela Prat) y, acto seguido, denunciar que en Quemar un pueblo el autor “jamás acierta a conectar los hechos y circunstancias que la atraviesan con el esmero que se reconoce en una buena costura”. Amigo del conflicto, su abanico se extiende a lecturas de personalidades tan ubicuas (y febles) como Isabel Allende y menores y/o excéntricas como Cristián Huneeus. Todo lo que se escribió en las últimas décadas (las primeras del siglo) parece haber pasado por sus ojos, dejando tras de sí la estela de ciertas fulguraciones que, en forma de textos, lo motivaron. De Artes menores de Pedro Gandolfo concluye que se trata de “un triunfo de la voluntad pasiva, pero implacable, de un hombre que ha sabido observar con detención lo que vale la pena, ignorando el resto y exaltando con valentía y decisión actividades y emociones tan miradas en menos como la siesta, la contemplación, el riego tendido, el ejercicio de la elegancia y esa inclaudicable devoción por la palabra justa”. Se reconoce que el entusiasmo lo llevó alguna vez a asestar juicios erróneos por lo apresurado, como en el caso de Paulina Flores y su superventas Qué vergüenza; de esta autora sentencia que su caso es, “por lejos, la experiencia más satisfactoria que [ha] tenido al respecto. Aquí hay una narradora que nació grande”.
No obstante lo inmediatamente anterior, se reconoce una labor incansable y a la vez gozosa, la de un sincero altruista invisible en un mundo (el literario y el otro) en el que se impone un desmedido ego por figurar. Anteponiendo el juicio en desmedro de su aceptación entre pares, Juan Manuel Vial se presenta ante nosotros como el auténtico y último lector.
Juan Manuel Vial, No obstante lo anterior. Críticas de libros de autores chilenos (2002-2019), selección y edición de Andrés Braithwaite, Ediciones UDP, 2022, 576 págs.
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