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“Para mí, la ficción es un medio para imaginar de qué nos reiremos dentro de cincuenta años”, dijo, en un reportaje reciente para la UNESCOUnesco, Vinciane Despret (Bélgica, 1969), la filósofa, psicóloga y profesora de la Universidad de Lieja que ya lleva escritas varias obras que abordan nuestra relación, como especie, con el resto de los animales.
A sus obras en esa línea —Cuando el lobo viva con el cordero, Pensar como una rata, Habitar como un pájaro y ¿Qué dirían los animales si les hicieran las preguntas correctas?— hay que sumar, ahora, Autobiografía de un pulpo y otros relatos de anticipación, un libro que cruza ciencia y ficción, y que llega este año, en traducción de Miguel Alpuente Civera, de la mano de la editorial española Consonii.
Hay un texto de Ursula K. Le Guin, que data de 1974, titulado “The Author of the Acacia Seeds”, que gira en torno a la terolingüística: una rama de la lingüística que, dentro del marco de la ficción, estudia las formas literarias de los animales y las plantas. En esa disciplina se inspira Despret a la hora de escribir los tres relatos que conforman este libro; tres relatos que —tal como apunta María Ptqk en su lúcido prólogo— trabajan sobre “puntos ciegos reales de la zoología, la entomología o la etología”, a la vez que sientan las bases de cara a “una ciencia a la escucha de culturas no humanas”.
En el marco de un futuro indeterminado —un futuro en el que se habla de un pasado en el cual existía un capitalismo “todavía vigoroso y terriblemente eficaz” y en los laboratorios aún se experimentaba con ratas—, en Autobiografía de un pulpo… se plantean situaciones diversas: desde un vínculo extraño, simbiótico, entre arañas y aracnólogos (“La investigación de los acúfenos o Las cantantes silenciosas”), pasando por el hallazgo de la función simbólica y religiosa que esconden las heces de cierta especie de marsupiales (“La cosmología fecal del wómbat común y del wómbat peludo”), hasta el descubrimiento del lenguaje y la expresividad en los chorros de tinta que expelen los pulpos (“Autobiografía de un pulpo o La comunidad de los Ulises”).
Elaborados a partir de múltiples recursos (narración tradicional en primera y tercera persona, pero también discursos, sucesión de mails y extractos de archivos), estos relatos, que parten de la base de la “interdependencia innata de todo lo existente”, nos invitan a “replantearnos esa idea, hasta ahora aceptada, de que sólo los humanos han desarrollado lo que llamamos, a falta de mejor término, un sentido de lo sagrado”.
En ese aspecto, Despret hace un despliegue que tiene un doble impacto. Impacta, por un lado, en la ciencia, ya que, con la libertad que habilita el ejercicio de la ficción, esgrime ciertas críticas de un modo directo (“En nuestro gremio, muchas veces pretendemos comprobar las reacciones, o bien tratamos de entablar diálogos, pero debemos asumir que hasta ahora no hemos hecho otra cosa que interferir”), a la vez que nos impacta a todos, como especie, ya que nos interpela y nos plantea (nos hace imaginar) un futuro posible.
Un futuro que, más allá de la vocación especulativa, de anticipación, aparece bajo la forma de la advertencia y a la vez como deseo. Bajo la forma de la advertencia, en el sentido de que estos relatos nos hacen experimentar de un modo conmovedor las potenciales consecuencias catastróficas que podrían tener, en un futuro próximo, nuestras conductas dañinas para con el planeta y su biodiversidad. Y como deseo, en el sentido de que dejan entrever un futuro optimista en el cual —si comenzamos a considerar al resto de los animales, a los no humanos, como seres sintientes, singulares, expresivos— puede llegar a existir una relación atenta y armónica entre especies que nos podría abrir las puertas a una vida más sensible en todos los aspectos.
Vinciane Despret, Autobiografía de un pulpo y otros relatos de anticipación, traducción de Miguel Alpuente Civera, prólogo de María Ptqk, Consonni, 2022, 168 págs.
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