The Souvenir

The Souvenir, la más reciente película de Joanna Hogg, es un filme en clave de coming of age que aborda la historia de crecimiento de Julie, una joven que estudia cine en Londres a inicios de los años ochenta. Con un despliegue formal exquisito, el filme, inspirado en las memorias de la directora, pone en la mesa una pregunta: ¿de qué forma la experiencia de vida transforma el fuego creativo?

Julie (Honor Byrne Swinton), educada en una familia de clase alta, es más tímida que reservada. Vive en un apartamento cerca de la emblemática tienda Harrods y prepara un proyecto fílmico que debe desarrollar como parte de sus estudios. Pronto su vida es afectada por Anthony, un tipo arrogante que es casi su reverso, cuya flama genera en ella cambios. Habituada a detenerse en el umbral, la chica se interna en el laberinto del amor, un camino gozoso, pero también de revelaciones dolorosas.

La película explora con eficacia el carácter manipulador de Anthony, que al inicio es el motor del filme, en el que abundan las elipsis apoyadas en las convenciones narrativas; por ejemplo, nunca se muestra con detalle su primer encuentro con Julie, apenas se lo ve en una fiesta, pero el espectador completa la situación. Los preparativos para un viaje a Venecia, financiado por ella, incluyen la visita a una casa de modas para la confección de un traje gris, ideado por él; este guiño a la perversa historia de Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958) sirve para destacar el valor del vestuario en la película, que hace visible la evolución de la taciturna Julie, que intercambia las rebecas de colores apastelados por prendas amplias de tonos oscuros, mutación que sugiere la conformación de un estilo.

A pesar del tortuoso vínculo, a Hogg no le interesa la veta lacrimógena ni culposa de la historia de Julie y Anthony sino la forma en que el amor, el sufrimiento y la sexualidad tocan la sensibilidad de la protagonista. Esto lo hemos visto en varias películas, una reciente es Eisenstein en Guanajuato (Peter Greenaway, 2015), que explora cómo la pulsión creativa del director de El acorazado Potemkin (1926) es afectada por su despertar sexual. The Souvenir se detiene con parsimonia en este proceso de transformación personal.

Poco a poco las conversaciones de Julie se vuelven más profundas y ricas, a veces las dudas la turban, otras charlas le plantean cómo ejecutar sus planes. Amigos y conocidos le hablan de la necesidad de hacer cine: unos creen que lo más importante es salir y filmar, enfrentarse con la realidad, otros le dan la razón al aprendizaje y la academia, algunos quieren retomar las innovaciones de la Nouvelle vague y otros desean encontrar su propio lenguaje. ¿De qué lado está ella? Hogg sugiere que todavía no lo sabe, pero está por descubrirlo.

La sugestiva y elegante puesta de cámara de la directora tiene algo de las primeras películas de Antonioni, donde el malestar es un enigma generado por la tensión de la suma de los silencios; hay una imagen tremendamente antoniniana en The Souvenir, que recuerda a Monica Vitti en La aventura (1960), una mujer que explora el horizonte intentando saber quién es: Julie cruzando el umbral de una nave industrial después del naufragio del amor.

Felizmente el filme fue planteado como un díptico, cuya conclusión se verá en The Souvenir: Part 2, que verá la luz en 2021, donde, según Hogg, sabremos cuál es la respuesta cinematográfica de Julie, es decir, la película en la que trabaja la experiencia amorosa que la cambió.

The Souvenir (Reino Unido, 2019), guión y dirección de Joanna Hogg, 119 minutos, disponible en Flow.