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Cuando escribir sobre literatura se transforma en una práctica disociada de la propia literatura y más ligada, bajo las formas del paper y el informe, a disciplinas como las ciencias naturales o la burocracia —y la palabra “disciplina” asume aquí todas sus acepciones—, el resultado accede por lo general a dos cualidades: el rigor y el aburrimiento. El reseñista teme. Como dice el libro reseñado, hay autores “a los que toca la rigurosa vara de la historia pero no el polvo de oro de la literatura”. No es, por suerte, el caso de Un enorme parasol de tela verde, cuyo título ya nos anuncia otros disfrutes.
Martín Prieto es poeta y profesor de literatura argentina. En ese cruce debe estar el secreto: los artículos reunidos en el libro incorporan el cuidado en el manejo de fuentes a veces oscuras o inesperadas —el origen de una tipografía, por ejemplo— con un constante ánimo polémico y un gusto por el hallazgo y la invención de frases y la exposición de ideas que, en tanto existen, no necesitan esconderse detrás de un estilo oscuro. Es especialmente disfrutable la precisión técnica con que lee poesía, en tiempos en que la métrica parece un saber arcano. Prieto enseña y escribe, como insiste con orgullosa provocación, “historia de la literatura argentina”, esa disciplina discutida desde sus propias condiciones de posibilidad. Un enorme parasol… se dedica sin dudas a la historia de la literatura, disimulada por su concepción fragmentaria (incluye trabajos de fuentes diversas) y por la gozosa deriva de sus argumentaciones.
El libro se organiza en cuatro partes. La primera, el formidable ensayo que le da título, sigue sucesivos viajes en el mismo tren francés y con el mismo destino hechos por el autor, en plan de turista cultural, por Juan José Saer como profesor y por Ricardo Rojas para visitar a Rubén Darío. Con astucia, el ensayo parece entregarse y entregarnos a una ensoñación típica de los viajes en tren, a un ir y volver en el tiempo, entre autobiografía y citas, hasta cerrarse de pronto como una hipótesis, recuperada de Rojas, sobre el papel central e inevitable de Darío en la literatura argentina. La segunda parte reúne dos ensayos polémicos. En el primero, examina con elegancia y conocimiento personal las líneas principales de la poesía argentina de finales del siglo XX y encuentra conexiones entre neobarrocos y objetivistas para apuntar sus armas contra el neolirismo de Hablar de Poesía, revista que por lo visto no le cae muy bien. La otra polémica es una muy divertida demolición de ciertos artículos que denunciaron en su momento unas confabulaciones del “canon liberal” contra Leónidas Lamborghini a la que sólo se le puede objetar cierta facilidad, puesto que los argumentos de sus contendientes son extraordinariamente tontos. Las secciones III y IV podrían parecer, por la lectura del índice, un relleno para sumar páginas. Nunca hay que leer sólo los índices. Si algunos de los artículos periodísticos y las presentaciones de libros de la sección IV parecen lastrados por su carácter de textos “de ocasión”, los trabajos sobre Juan L. Ortiz (uno de los puntos más altos del libro), sobre Teresa Gramuglio, Hugo Diz, Raúl González Tuñón, Irma Peirano, Mirta Rosenberg y Juan José Saer no sólo son placenteros —aun si uno lo ignora todo sobre alguno de los autores— sino que terminan de organizar la segunda hipótesis sobre la historia de la literatura que sostiene el libro.
Prieto nota, al leer y polemizar con su amiga y maestra Gramuglio, que la historia de la literatura busca momentos de condensación y caminos secretos entre textos. Y en los artículos dedicados a autores específicos encuentra una figura que reorganiza las series literarias: el escritor con el que no se sabe qué hacer, el escritor que queda en el margen o aquel ante el cual uno se pregunta, como Prieto ante Saer: “Y este, ¿de dónde viene?”.
Un enorme parasol de tela verde es rico, variado, muy subrayable y muy entretenido; funciona, también, como un disfrutable florilegio. Es, además, un recordatorio de que la poesía también es parte de la historia de la literatura. Un recordatorio útil para “los universitarios —profesores, investigadores— para quienes, mayoritariamente, la poesía es alguien de la familia muy querido, pero medio complicado, al que finalmente se deja de frecuentar”.
Martín Prieto, Un enorme parasol de tela verde, prólogo de Sergio Raimondi, Eduner, 2023, 288 págs.
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