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Milpalabras

MILPALABRAS

 

Una señal que va más allá. No podemos parar de ver el canal Cementerio y no somos los únicos. Nosotros le decimos así, pero en realidad se llama Plus Ultra TV. Aunque la señal todavía transmite de manera experimental, testeando la puesta y la reacción del público, impacta fuertemente, como si fuera el final de una etapa en el medio: la de la televisión conducida por gente viva.

El sistema para suscribirse es como de película de espionaje. Hay que llamar al 0800 de Direct TV. Atiende una telefonista y –sin decir hola ni nada– le pasás una clave: C4LAUREL89. La telefonista te comunica con un call center en Panamá donde te preguntan si aceptás recibir el nuevo canal, te explican de qué se trata y te toman los datos personales. A las 48 horas llega a tu casa por Fedex un chip para meter en la caja del cable. Con esa tarjeta tenés acceso a Cementerio.

En este canal, cualquiera puede tener su espacio post mórtem, llamás, te mandan un equipo de grabación a tu casa y grabás tu propio espich. El canal emite tu material a partir del día de tu propia muerte, todo certificado por escribanos, abogados, etc. El espacio puede comprarse por un año, diez años o cien. También puede preestablecerse la cantidad y regularidad de emisiones y la extensión del programa. Hay varios combos y abonos posibles.

Plus Ultra TV empezó a acumular material hace veinte años. Miles de futuros muertos como nosotros participaron del asunto. Hoy, ya sin vida, están en el aire. Mientras tanto, nuevos abonados esperan la muerte para que empiece su show.

Lo que se ve es lo que ha grabado gente que murió. Esto le da a cada programa su carácter único y original, que despierta una curiosidad morbosamente humana: ¿qué harías y dirías públicamente si estuvieras protegido por la total impunidad que te ofrece la muerte misma? Antes de empezar cada segmento, un locutor con voz neutra relata las circunstancias de la muerte del abonado-conductor-protagonista-finado, una sintética biografía y la fecha del deceso. El encuadre es el mismo para todos los programas: el tipo o la tipa hablando frente a cámara, con un generoso espacio arriba, donde se insinúa una cruz, una estrella de David o cualquier otro símbolo elegido por el interesado. En gráfica, su nombre y las fechas de nacimiento y defunción.

Como parte del plan, se puede elegir el fondo de la escenografía, que se monta por croma: cataratas, bosques, bibliotecas, banderas, pósteres de modelos favoritas, fuentes, iglesias medievales, cielos diversos, prados en flor, la cancha de Boca. También se puede elegir la música que será la cortina del programa post mórtem: salen mucho Richard Clayderman, Vangelis, Pink Floyd y Kenny G.

La artística institucional del canal es como una publicidad de empresa funeraria al estilo Jardín de Paz o Lázaro Costa. Hay más luz que sombra, más verde que madera lustrada, más blanco que negro, voces menos graves y flores que no son calas.

Al contrario de lo que podría pensarse, los que decidieron estar en Plus Ultra TV no son todos viejos o enfermos terminales. Más de la mitad son jóvenes y gente de mediana edad. Tampoco hay muchos que hagan un testamento ordinario con deseos y legados para quienes les sobrevivieron. Se trata más bien de discursos fuertes en los que se exhibe todo el peso desagradable y sucio de haber vivido.

Hay, por supuesto, lo esperable: uno que blanquea con detalles obscenos su relación extramatrimonial de quince años, grandilocuentes mea culpa por pequeñas ofensas como esquivando el infierno, una repartija de bienes inútiles entre familiares y amigos, consejos estrictos para los hijos, tardías declaraciones de amor y de odio.

Y cosas menos esperables: uno que va mostrando en cada emisión cómo la enfermedad que tiene deteriora progresivamente su cuerpo, otra que pasa canciones y películas que la marcaron, otro que pone videos y relata todos los goles del Atlas de México de a tres por programa; una que cuenta las peores miserias de cada una de sus amigas, otro que cuenta chistes verdes y los dedica, otro que agradece entusiasmado al equipo de cirujanos de Favaloro que lo trató en sus últimas horas, insistiendo en que no se sientan culpables por su muerte.

En Plus Ultra TV la gente dramatiza la diferencia entre la fantasía de la felicidad y la vida posible. Algunos se sacan como pueden el traje que les permitió sobrevivir y exhiben una nueva versión de ellos mismos.

Cementerio es el canal más vital que hayamos visto.

 

1 Ene, 2008
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