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Ya es bastante conocida la anécdota sobre la demanda que hizo un espectador al International Dance Festival de Irlanda en 2002 luego de ver el espectáculo Jérôme Bel (1995), argumentando que la pieza era obscena y que el festival hacía falsa publicidad. La demanda, dice André Lepecki, se sustentaba en que para el denunciante la definición de la danza, y de lo que ella esperaba, era bastante precisa: una actividad artística donde las “personas se mueven rítmicamente y dan saltos, generalmente con música, pero no siempre, y que transmiten alguna emoción”, dijo en un medio el espectador desencantado. Es cierto que, desde esa perspectiva, la obra de Bel que mostraba cuerpos desnudos dejando correr sus fluidos, imaginando un estado “precultural”, no era entonces una obra de danza. Y más allá, si entendemos la danza como despliegue técnico virtuoso y emotivo, Jérôme Bel, en su pieza homónima, hacía otra cosa: se preguntaba sobre la subjetividad en el mundo contemporáneo y para ello proponía detener el tiempo urgente, liberar los esfínteres y mostrar los cuerpos vivos, reales y desnudos, sin los escudos de la vida en sociedad. Sus trabajos, que desde los comienzos se caracterizaron por desarmar los modos de representación tradicionales de la danza, trabajar con mínimos elementos, evidenciar los simulacros, movilizar al público, usar el cuerpo y los movimientos cotidianos y bucear en las subjetividades de los artistas y del público, daban ya por ese entonces cuenta de una búsqueda política y estética que se distanciaba en muchos sentidos de la tradición.
Luego de recorrer el mundo con sus montajes, hoy la compañía del coreógrafo ya no viaja en avión para reducir su huella de carbono; entonces encomienda a artistas locales que pongan el cuerpo y la voz para llevar adelante su nueva obra Jérôme Bel, creada en 2021, homónima de él mismo y de aquella otra pieza del 95. Así es que Maricel Álvarez fue la encargada de dirigir e interpretar esta versión en la edición 2023 del Festival Internacional de Buenos Aires.
En un escenario de caja negra pequeño y tradicional, se desarrolla este retrato “auto-bio-coreo-gráfico” en un formato de conferencia y confesión. “Buenas tardes, mi nombre es Jérôme Bel”, enuncia la artista local y ahí comienza el juego. La obra, con textos escritos y videos seleccionados por Bel, habla de él y de sus procesos creativos, una autobiografía centrada en su peregrinaje coreográfico y en los temas que lo movilizaron para la creación de algunas de sus obras. Maricel Álvarez da cuerpo y voz a una narración autobiográfica ajena, que aun sin suspense, convoca a la audiencia, que se mantiene atenta y participa del juego de saber que ella no es Jérôme Bel, pero a la vez, olvidarlo. Álvarez se posiciona en ese difícil pero exacto lugar donde creemos todo lo que escuchamos, con su decir preciso, cálido y justo, pero encarnando con humildad el rol de mediadora de la existencia y de la creación de Bel.
En Jérôme Bel (2021), como en tantas otras obras suyas sobre artistas que le interesan, el autor retoma la narración, el relato como autobiografía, porque asir a escala humana algo del orden del tiempo parecería sólo lograrse con el relato. Paul Ricoeur plantea esta bella idea de que el tiempo se hace humano cuando se articula de modo narrativo y esas narraciones que son siempre múltiples —incluso sobre el propio tiempo vivido— van dando forma a las identidades. Así el coreógrafo revisa su pasado identificando qué idea estaba detrás de cada obra, cómo esas ideas podían materializarse en el cuerpo y en la palabra y qué recursos creyó en cada momento que potenciaban sus búsquedas en el dispositivo escénico.
Sus preocupaciones y sus lecturas sobre el hecho escénico dan cuenta de una serie de temas que son a la vez subjetivos y colectivos, de modo que ceder su relato al cuerpo y a la voz de otra persona se convirtió en el procedimiento perfecto para que, en la mediación, el relato autobiográfico comience a evocar reflexiones en el umbral de lo propio y lo ajeno, de lo íntimo y lo público.
Para los que a principios de los 2000 traficábamos VHS con fragmentos de sus obras porque no existía YouTube ‒donde ahora se pueden ver hasta completas algunas de ellas‒, esta Jérôme Bel, que es el ingreso intencional a su mundo creativo, es también una invitación a la reflexión sobre el quehacer escénico en general. Y todos nos mantuvimos expectantes, deseando saber, no dónde vivía o con quién, o cómo se llevaba con sus padres, sino qué ideas lo habían movilizado a la búsqueda de materiales y procedimientos para hacer de cada una de sus obras un profundo y poético mundo.
Jérôme Bel, texto y videos de Jérôme Bel, dirección de Maricel Álvarez, presentada en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires, Auditorio de la Alianza Francesa, Buenos Aires, 24 a 26 de febrero de 2023.
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