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Los tiempos

Federico León

TEATRO

El último espectáculo de Federico León, uno de los dramaturgos y directores más singulares de la escena local, conjuga en su factura una apuesta desafiante: la de hacer de la propia obra una obra de arte total, presentando en un lapso que apenas supera la hora de duración fragmentos de todas las producciones que marcaron su trayectoria.

Quienes las hayan visto reconocerán momentos particulares de Cachetazo de campo (1997), Mil quinientos metros sobre el nivel de Jack (1999), El adolescente (2003), Yo en el futuro (2009), Las multitudes (2012), Las ideas (2015) y Yo escribo, vos dibujás (2019). Quienes no, tendrán que armar su propio juego.

La relación entre las obras del pasado y su puesta en el presente escénico no parece ser nostálgica, ni autocelebratoria, menos aún arqueológica. Lo que Los tiempos despliega de manera inocultable, casi como un denominador común, es la exhibición del modo en que un creador gesta las ideas que sostendrán su teatro.

Metateatral en extremo, autorreferencial, la obra es una indagación escénica que revela sus propios mecanismos de sustentación. Si el trabajo del artista moderno, como concluye Georges Didi-Huberman, consiste mucho más en disponer las imágenes que en crearlas, en el montaje que propone León se redisponen las obras del pasado de manera de volver a verlas como si fuera por primera vez.

En ellas se destacan sus obsesiones y procedimientos. La dicotomía entre la realidad y la apariencia, cuestión de la que el teatro ha hecho una sede de disputa, queda desplegada en la puesta desde el inicio, cuando las imágenes proyectadas en pantalla replican la situación de expectación en la que se ubica el público real al ingresar a la sala.

Como en un juego de cajas encastradas, pliegue tras pliegue, en una lógica que bien podría catalogarse de barroca, no parece evidente determinar dónde se ubica lo real y dónde lo ficcional. En todo caso, lo primero parecería encontrarse para el teatro contemporáneo en la mostración de la realidad de sus mecanismos. En ese sentido, el espectáculo exige un alto grado de precisión técnica para lograr que el montaje heterodoxo de los fragmentos que lo componen funcione ajustadamente.

León ha sabido trabajar con elencos multitudinarios y heterogéneos en los que convergían todas las edades. Una cifra del tiempo y de su paso se patentiza en la presencia de Ignacio Roger, quien actuó como niño en Mil quinientos metros sobre el nivel de Jack y como adolescente en la obra homónima. Su figura actual de adulto contrasta con la de esos primeros espectáculos, cuyas imágenes proyectadas plasman escénicamente la materialización del devenir.

Es esperable entonces que un futuro no demasiado lejano vuelva a traer más realizaciones de León y, con ellas, renovadas preguntas para la escena y para el público.

Los tiempos, dramaturgia y dirección de Federico León, Teatro Sarmiento, Buenos Aires.

30 Nov, 2023
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