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Un reino junto al mar

Santiago García Navarro

LITERATURA ARGENTINA

Un reino junto al mar es una pieza extraña, un artefacto que se mueve en un archipiélago de géneros, discursos y materiales textuales que flotan en las extensas aguas de la ficción y la no ficción. A veces, por sus procedimientos archivísticos, parece ubicarse en el terreno del arte contemporáneo y hasta deslizar instrucciones para una instalación futura. Con la soltura con que W.G. Sebald introduce —o, más bien monta, a la manera benjaminiana, con delicadeza— imágenes en sus libros, uno de los detalles más reveladores de Un reino junto al mar es la irrupción de una vasta serie de imágenes que escoltan la escritura; muchas de ellas tomadas por el propio autor, otras fruto de un minucioso trabajo de archivo que lleva el método paranoide hasta zonas impensadas. Los detalles, pormenores, fragmentos, astillas de información en los que García Navarro repara conforman una red de correspondencias que expanden la experiencia de lectura. El libro es conducido por la voz de un investigador ficticio, Ariel Suez, que lleva adelante un trabajo de pesquisa en torno a dos enclaves geográficos, Mar del Plata y Río de Janeiro. Es una primera sospecha la que anuda a estas ciudades y que impulsa el pretexto de la escritura: el principio y el fin de la bossa nova estarían ligados al popular balneario local. Una tarde, mientras Suez escucha un CD, le llama la atención que dos populares cantantes brasileños, Vinicius de Moraes y Toquinho, mantengan una conversación sobre Mar del Plata. A partir de esa mención, suerte de disparador o enigma que empuja la pesquisa que requiere todo policial, Suez empieza a fraguar una incógnita respecto de las conexiones entre ambas ciudades.

García Navarro asume la tarea de un escritor que investiga y detecta líneas secretas, descubre corrientes subterráneas, advierte la continuidad y contigüidad de tensiones y reenvíos entre estos dos balnearios y, con todo ello, compone una topografía riesgosa de enlaces a lo largo de más de cuatrocientas páginas. Más adelante, a partir del visionado del film Copacabana mon amour (1970), de Rogerio Sganzerla, en el que un personaje invita a otro a pasar un verano en Mar del Plata, la incógnita se profundiza aún más. ¿Cómo atestiguar una correlación de puntos en el espacio, una conexión de época entre ambos territorios? ¿En qué medida es posible, se pregunta, que cariocas de gran opulencia tuvieran necesidad de salir de su ciudad en el verano para gastar dinero en un balneario de cierta belleza austera, esquiva y hasta deslucida en comparación con las costas tropicales del país vecino? Si la investigación empieza con la música y el cine, continuará por ramificaciones impensadas en la búsqueda de hilos invisibles. Reparará, por ejemplo, en ciertos carteles con el nombre “MP” (las iniciales de Mar del Plata) añadidos a edificaciones en Río —restaurantes, plazas, hoteles, paseos, etcétera—, revisará una serie de edificios típicos brasileños llamados “Urca” en Mar del Plata, visitará un Hotel Hermitage en San Petersburgo —que lo conduce a la curiosa aseveración de que esta ciudad puede ser una ciudad gemela de MP—, confeccionará una investigación alrededor de turistas brasileños que llegaron en enormes cantidades a nuestro balneario, de una guía de Éditions du Seuil de 1967, un número de LIFE, un libro de Sebreli, un puñado de textos académicos, una postal escrita en portugués o el visionado plano a plano de films de Hollywood. La serie se revela tan expansiva como infinita. En su ir y venir parecido a una marea cuyas olas depositan restos de piedras trabajosamente cinceladas sobre la arena, el libro también ofrece algunas entradas que interrumpen el despliegue de la investigación para hacer pausas breves, modos de la contemplación que a veces tienen la forma de una correspondencia virtual entre Ariel y Melina Suez, su hermana. En tramos novela de investigación —por la forma en que parece configurar tramas enigmáticas—, de a ratos ensayo, ficción paranoide, periodismo narrativo, Un reino junto al mar también es un pequeño museo que ofrece objetos documentales tales como fotografías, postales, escenas de cine, arquitecturas, letra y música, diseño gráfico, caminatas, notas periodísticas, memorias, ficciones, revistas. Ese caos organizado de manera delicada permite trazar numerosas asociaciones y confirmar unas cuantas sospechas. El libro entrega, con enorme generosidad, claves para pensar los reenvíos entre ambas costas y detallar, con habilidad y justeza, los modos en que el paisaje —aquella construcción artificiosa, heredada del siglo XIX bajo cierta matriz colonial— puede ser desglosado en sus detalles mínimos y, en un más allá de cierta domesticación del ojo, es plausible extraer de él, como resultado, los modos en que se gestiona la belleza. Un libro generoso y excesivo: sin duda perdurará como un eslabón valioso en la gestación de un género literario aún por venir.

 

Santiago García Navarro, Un reino junto al mar. Río de Janeiro y Mar del Plata, rumor e imaginación, Ripio, 2022, 480 págs.

2 Mar, 2023
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