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A la pregunta “¿Qué quieren las imágenes?”, frase que da título al canónico libro del iconólogo W.J.T. Mitchell, parece querer responder Hombres y apariciones de Lynne Tillman. El libro, suerte de aproximación personalísima de su narrador —el etnólogo Ezequiel Stark— a la imagen fotográfica, busca desencriptar ciertas claves de su genealogía familiar a través de un yo oscilante aunque decidido (“mi yo es mi campo”).
De esta manera, y a través de párrafos las más de las veces breves, raspa las aristas de los lugares comunes (“saco una fotografía, no saco una imagen”) sólo para tratar de entender qué sucede en ese acto, el de captura y su posterior revelado. En ese sentido, el ejercicio de Stark se convierte en una repetición de la repetición: no basta con que una captura sea revelada fotográficamente; es menester que la operación vuelva a hacerse para adivinar su trasfondo epocal, sentimental, ético. Bajo esta mirada cobran sentido los versos de un poema incluido en el libro: “The mind fuck / Does the way you fall in love / go the same way / love on repeat or replay?”. A su vez, el tono está trabajado con una voz socarrona que todo el tiempo está poniendo en entredicho lo que dice, como si se tratase de la broma infinita de alguien que no se toma muy en serio: “Los espiritistas arrojaban basura (piedritas para gatos, es broma) a la línea ancestral de Madre con la que, ella sostenía, se sentía conectada místicamente. Más sobre esto después”.
Más adelante y como hiciera en Polvos raros (2022), pero de manera más programática, Tyllman nos conduce a una serie de estudios de campo cuyo título, “Hombres entre comillas”, hace desfilar a una serie de sujetos que son sometidos a cuestionarios sobre su masculinidad. La superposición desordenada de testimonios e imágenes revela el sentido de construcción subjetiva y, a su vez, de otra forma de “revelado”: muchachos con la indumentaria propia del béisbol o travestidos conviven con un grupo de hombres de color listos para una ceremonia, o de niños que, subidos en calesitas o abrazados a osos gigantes, se preparan para ser capturados de una vez y para siempre por el aparato fotográfico. Quizás por eso las imágenes anteceden a las palabras en este apartado. De todas formas, hay en el documento de Tyllman un unívoco efecto de verdad, de que lo que capta la cámara es lo incorregible, dado por el carácter analógico de la mayoría de las fotografías.
Pero lo más interesante de todo, y que paradójicamente no nos es revelado en la hermosa edición de Ripio, es que se trata de una novela y no de un ensayo: su título original, Men and Apparitions: A Novel, hace que nuestra percepción vuelva a dar un giro sobre el mentado ejercicio etnológico-filial de Stark (un alter ego posible de la autora en su original búsqueda), todo lo cual restituye la distancia o la dimensión que se establece en la ficción y que no está presente en el ejercicio testimonial: la sensación de pérdida en la extrema confianza que le otorgamos a una voz y que nos han arrebatado las redes sociales.
Lynne Tillman, Hombres y apariciones, traducción de Patricia Scott, prólogo de Estrella de Diego, Ripio, 2025, 392 págs.
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