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Yente Del Prete. Vida venturosa reúne por primera vez en una exposición la obra de Juan Del Prete (Vasto, Italia, 1897 – Buenos Aires, 1987) y Yente (Eugenia Crenovich, Buenos Aires, 1905 – 1990), con una selección de más de ciento cincuenta piezas que abarcan la producción desde los años treinta hasta los ochenta. La propuesta de la curadora, María Amalia García, se organiza en dos grandes núcleos —“La unión en la abstracción” y “Voracidad”— y hace foco en la sinergia creativa y el vínculo amoroso como un modo posible de abordaje de lo artístico. “La exhibición busca alejarse de una idea individualista de creatividad, entendida como una lucha solitaria y heroica por la propia expresión, para rescatar la centralidad de los vínculos afectivos cotidianos en los procesos y las escenas del arte”, dice García en el texto curatorial.
Basta comenzar el recorrido para encontrarse con una de las joyas de la exposición, “El encuentro”, uno de los seis libros de artista de la saga Vida venturosa de Onofrio Terra D’ Ombra que Yente realizó entre 1949 y 1978. A través de los personajes de Onofrio y Fragilina —alter ego de la pareja—, las veinte témperas que conforman el volumen narran en clave poética los hitos del comienzo de la relación amorosa y artística que mantuvieron durante cincuenta años de vida en común, con un final feliz que recuerda al de los cuentos clásicos: “Y así fue como los bordados en tela y las telas pintadas unieron sus tramas”.
Todo lo que sigue es abundancia: las pinturas, esculturas, collages, relieves, tapices, bordados e ilustraciones que integran Vida venturosa reponen el modo fecundo de producción y la vocación experimental que caracterizó la obra de ambos artistas. Ciertas características y algunos dispositivos del montaje recrean el espíritu de las salas de exposición de mediados del siglo pasado. La cantidad y la disposición de las obras, los soportes de las esculturas, las vitrinas en las que se exhiben los documentos y hasta los bancos de descanso tapizados con capitoné, aunque sutilmente, nos transportan a las décadas del cuarenta y cincuenta.
La estructura original de la sala del segundo piso, de líneas rectas y formas angulares, funciona como continente para albergar la arquitectura serpenteante que fue creada para esta ocasión. Las paredes circulares, enlazadas unas con otras, trazan un recorrido (¿acaso el piolín que unió las trayectorias de ambos?) y delimitan un espacio imaginario que habilita el viaje al interior del universo creativo de la pareja. La construcción de un “mundo dentro de otro mundo” funciona como metáfora de la posición que ocuparon Yente y Del Prete en relación con la escena artística de los años cuarenta y las agrupaciones de arte concreto. En defensa de la autonomía que les permitiera producir desde la experimentación tanto en la figuración o la abstracción como en los materiales y las técnicas, ambos prefirieron mantenerse al margen de sus manifiestos y evitaron someterse al rigor de los dogmas que proponían aquellos programas. La vida que llevaron juntos transcurrió, como solía decir Del Prete, “en una soledad acompañada”.
Acorde a los tiempos que corren, una necesaria lectura en clave de género pone de manifiesto la subordinación a la que Yente fue sometida en su tiempo. Aun cuando sus carreras se desarrollaron a la par, ella no logró la consagración ni la visibilidad que sí obtuvo Del Prete. Y a pesar de todo lo compartido, la relación también fue asimétrica, de varios modos colocó la carrera de su marido por encima de la propia, ocupándose de la difusión de su trabajo y organizando su archivo. A contrapelo de la narrativa canónica, durante los últimos años la figura de Yente viene siendo revalorizada, y esta exposición también se propone como una contribución en ese sentido. Tal como señala María Amalia García, “si la historia dio prioridad a la valoración de Del Prete, el presente es de Yente”.
Yente y Juan Del Prete, Yente Del Prete. Vida venturosa, curaduría de María Amalia García, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, 11 de marzo – 27 de junio de 2022.
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