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“Ella se ríe con ganas. Suele decir que siempre le causó gracia mi memoria privilegiada para la banalidad. Pero lo trivial también crea mundos”, dice la protagonista de “Batallas ganadas”, uno de los cuentos de Animales de compañía con los que Sonia Budassi ganó el Primer Premio en Letras del Fondo Nacional de las Artes en 2021. La afirmación final parece aludir a las historias que aquí se narran, cuyos conflictos son trivialidades de las que la literatura de Budassi extrae y crea (sus) mundos. Mundos de mujeres profesionales, independientes, aventureras, amantes de los autos; mundos de clase media educada, progresista y bien inserta en el siglo XXI; mundos de oenegés, redes sociales, turismo mundial, ecología, hiperconsumo, ambientalismo. Son mundos que tienen sentido porque atraviesan las relaciones personales. Algunas con perros, gatos, monos, alacranes, pero también con otros animales, otras compañías: hermanxs, parejas, amigxs, compañerxs de trabajo. En todos los casos, lo que se verifica es la fragilidad de los vínculos con quienes están más cerca.
Esos mundos, además, tienen como horizonte el planeta entero, con centro en la ciudad de Buenos Aires y una amplitud geográfica que llega hasta territorios poco visitados por la literatura argentina: una mujer china de rasgos occidentales tiene en Shanghái una relación laboral dudosa con un hombre estadounidense de rasgos orientales; una argentina se encuentra con su novio ruso en terreno neutral, la Gran Muralla China, en Beijing. En casi todos los cuentos, los personajes están en movimiento, quizás como respuesta al desarraigo que provoca su condición de migrantes en la ciudad. Los viajes turísticos entonces pueden desatar conflictos, pero también los recorridos urbanos en busca de un alquiler conveniente o los retornos al lugar de origen (un regreso en auto se torna peligroso; la vuelta al campo familiar trae recuerdos de viejas disputas; la visita a la familia provoca la ruptura de una pareja). En ese tránsito constante, Budassi capta algo característico de la cultura argentina: la vida en el borde, eso que siempre está a punto de perderse —un niño débil, en “Kilómetros de distancia” — y, muchas veces, efectivamente se pierde —un gato, en “Mapas de relación” —. Teoría de los afectos, lo que es necesario cuidar y no se cuida: niños, animales, amores, el planeta.
Hay una excepción. Quizás uno de los mejores cuentos del libro sea ese donde no hay movilidad sino lo contrario: un hombre se encuentra en una cama de hospital con una pierna amputada y está a punto de perder la otra para salvar su vida, pero se niega a la operación. Nadie puede convencerlo, ni los médicos ni la justicia, y resiste en silencio. Algo semejante ocurre en la novela El sol (2020), de Gustavo Ferreyra, donde un hombre en similar situación hospitalaria también se mantiene en silencio, mira a los otros y se mira a sí mismo. Frente a la máquina burocrática, son pertinentes ciertas preguntas: ¿hasta dónde debe llegar el cuidado del que hablábamos? ¿Quién tiene potestad sobre un cuerpo?, ¿uno mismo o las instituciones? Mientras tanto, al moribundo del cuento de Budassi le preocupa su perro, el cusco Gaitán, que lo espera en su casa, solo. Eso es lo que aún le permite sobrevivir.
Sonia Budassi, Animales de compañía, Entropía, 2022, 192 págs.
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