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A pesar de la idílica imagen cordillerana con que se abre el relato, el verdadero comienzo de El tercer paraíso, primera novela de Cristian Alarcón, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2022, se da en la provincia de Buenos Aires, en un lugar vacío que se proyecta como futuro redentor.
Un escritor innominado, exitoso, hiperactivo, se ve de pronto embarcado en una actividad frenética que lo excede, encaminándolo a una encrucijada que lo obligará a optar por la enfermedad o el descanso. “Parar”, como condición de la supervivencia de las clases “hiperproductivas” del siglo XXI. Una suerte de despertar, que el narrador señala rotundamente: “Supe lo que era estar solo en la multitud tan cerca de todos esos desconocidos”.
En la llanura bonaerense, a poca distancia de la ciudad, sin embargo, existe un terreno que hasta entonces estaba casi olvidado, un pequeño campo, oportunamente adquirido junto con otros escritores y artistas con la intención de subdividirlo para erigir casas de fin de semana. Es allí, después de reconocerse “propietario de un pedazo de naturaleza”, adonde el narrador y protagonista planea escapar del mundanal ruido para terminar “un libro imposible” y sembrar un jardín.
El tercer paraíso, además de proponer una lectura en clave autobiográfica, es para el narrador un ejercicio que se inicia en un doble reconocimiento. El primero es el de la historia familiar, que comienza en Chile y termina en la Argentina. Una historia de mujeres sufridas, silenciosas y fuertes; hombres autoritarios, altivos y endebles; hechos históricos traumáticos (el terremoto de Valdivia de 1969 y la dictadura chilena); fragmentación narrativa, leves anacronismos; una modesta épica familiar, deudora de cierta imagen asentada de Latinoamérica en la que, aunque sin relación causal, no faltan la persecución política y el exilio. El segundo es el reconocimiento de la jardinería como pasión y arte, una “pasión botánica” que para el narrador comenzará con el acto de plantar un jazmín, la tarde en que celebra la ampliación del terreno original; una pasión que se acentuará y encauzará a expensas de la pandemia, el encierro y la frenética circulación de especialistas de todo tipo en las redes sociales.
Ambos relatos establecen una dinámica de alternancia: el familiar, más temporal que geográfico, comienza con los abuelos y se prolonga hasta la primera juventud del narrador; el segundo, más geográfico que temporal, cuenta las alternativas del diseño y la construcción del jardín bonaerense, sumado a una suerte de breviario de la botánica, que recorre la actividad de algunos de sus nombres más relevantes: Linneo, Humboldt y José Celestino Mutis. La voz narradora y una lengua que aspira a la transparencia dotan de unidad a la novela, que gira alrededor de una relectura o variante del mito del Edén, del que nadie será expulsado, porque se volverá refugio. Refugio terrenal y modesto, en este Paraíso podría alcanzarse una “felicidad pudorosa” clave para comprender, quizá, el inquietante tono vindicativo de un relato que apuesta a la certidumbre antes que a la sospecha.
Cristian Alarcón, El tercer paraíso, Alfaguara, 2022, 304 págs.
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